Entrevista realizada por HBakkali al Dr. Ramón Estruch
«(...) El consumo moderado del vino y cerveza reduce la mortalidad global y también la incidencia de enfermedades cardiovasculares»
«Con una dieta mediterránea “hipocalórica” se puede reducir el peso corporal y el perímetro de la cintura, pero también existe el riesgo de sufrir una complicación cardiovascular o un cáncer (...)»
«La dieta mediterránea tradicional reduce en un 30% la probabilidad de sufrir una complicación cardiovascular»
«No existe ninguna dieta milagro que haga perder peso de manera rápida y que no repercuta sobre la salud»
«Habría que diseñar campañas institucionales para “recordar” a la población cuál es nuestra dieta, dentro del estilo de vida mediterráneo, e incentivar su mantenimiento»
Recientemente ha publicado los resultados del estudio PREDIMED en la prestigiosa revista The New England Journal of Medicine, ¿en qué ha consistido dicho estudio?, ¿cuáles han sido las principales líneas de trabajo?
El estudio PREDIMED (PREvención con DIeta MEditerránea) tenía como objetivo demostrar, con el máximo nivel de evidencia científica, los efectos de la Dieta Mediterránea en la prevención primaria de la enfermedad cardiovascular. Para ello, se realizó un estudio de intervención nutricional de gran envergadura y con los mayores estándares de calidad científica, en el que se incluyeron 7.447 sujetos con alto riesgo vascular y que fueron seguidos una media de casi 5 años, para comprobar si los participantes que seguían una dieta mediterránea tradicional suplementada con aceite de oliva virgen extra o frutos secos presentaban una menor incidencia de complicaciones cardiovasculares mayores.
¿Qué resultados se han obtenido?
La principal conclusión del estudio es que un retorno a la dieta mediterránea tradicional reduce en un 30% la probabilidad de sufrir una complicación cardiovascular (infarto de miocardio, accidente vascular cerebral o muerte de causa vascular) en los pacientes con alto riesgo vascular, comparado con una dieta baja en todo tipo de grasa, que es la que suelen recomendar a este tipo de pacientes muchas sociedades científicas.
Cuando hablamos de dieta mediterránea, ¿a qué nos estamos refiriendo exactamente?
Nos referimos a la dieta propia de los años 60 en los países del alrededor del mar Mediterráneo. La dieta mediterránea se caracteriza por un elevado consumo de aceite de oliva, fruta, verdura, frutos secos, cereales integrales, legumbres y pescado, junto a un bajo consumo de carne y derivados y también productos lácteos. A ello también se añade un consumo moderado de vino, preferentemente, con las comidas. Se excluyen específicamente de esta dieta la bollería industrial, mantequillas y bebidas carbonatadas.
Enfermedades cardiovasculares y enfermedades neurodegenerativas, ¿cómo prevenirlas desde la alimentación?
La base de la prevención, pero también del primer escalón en el tratamiento de muchas enfermedades como las cardiovasculares y las neurodegenerativas, es el seguimiento de unos hábitos de vida saludables, que incluyen principalmente una alimentación sana y la práctica frecuente de ejercicio físico. En este aspecto, cada día se dispone de más evidencias científicas sobre el papel de la alimentación sana, como es la dieta mediterránea, en la prevención de estas y otras muchas enfermedades.
¿En qué medida pueden los alimentos ricos en polifenoles prevenir el Alzheimer?
Al igual que las enfermedades cardiovasculares, la clave de la prevención de muchas enfermedades neurológicas es seguir un patrón de alimentación saludable como la dieta mediterránea, pero cuando se analizan cuáles podrían ser los nutrientes claves de esta dieta aparecen los “polifenoles”. Se trata de unos compuestos bioactivos que sintetizan muchas plantas para protegerse de las agresiones externas como el exceso de sol, falta de agua y también de infecciones y plagas. Ingeridos por el hombre, éste adquiere muchos de estos efectos protectores útiles para las plantas. En este contexto, en el estudio PREDIMED hemos podido comprobar que cuanto mayor es la ingesta de polifenoles con la dieta más se reduce la probabilidad de sufrir un deterioro cognitivo. Otros autores han ido más allá y observado que con la dieta mediterránea, que como se ha comentado es una dieta muy rica en polifenoles, se evita o retrasa la aparición de la enfermedad de Alzheimer.
El vino y la cerveza, ¿qué efectos positivos tienen sobre nuestra salud?
Tanto el vino como la cerveza, aparte del poco alcohol que contienen, son alimentos ricos en otros compuestos bioactivos como los polifenoles, en especial el vino tinto. Numerosos estudios ecológicos, epidemiológicos y clínicos han concluido que el consumo moderado del vino y cerveza reduce la mortalidad global y también la incidencia de enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes y enfermedades degenerativas entre otras. Se trata, pues, de dos bebidas fermentadas ligadas a la dieta mediterránea, cuyo consumo moderado aporta muchos beneficios para la salud, pero, especialmente sobre el sistema cardiovascular.
La obesidad, ¿qué supone para el sistema sanitario español?
Junto a la diabetes, la obesidad es una de las epidemias del siglo XXI. A pesar de que nos creemos que en España disponemos de la mejor dieta del mundo, la dieta mediterránea, la realidad es my diferente, ya que estamos perdiendo la calidad de la dieta que heredamos de nuestros antepasados. Ello, unido a una reducción cada vez mayor de nuestra actividad física, explica que los índices de sobrepeso y obesidad vayan creciendo año tras año también en España. Existen muchas evidencias de que la obesidad va ligada al desarrollo de muchas enfermedades crónicas, por lo que se prevé que el impacto de esta epidemia sobre el gasto sanitario ponga al límite al sistema sanitario español si no se toman la medidas adecuadas para atajarla.
Y en cuanto a la obesidad infantil en España, ¿cuál es la situación actualmente?, ¿cómo se puede prevenir?
La situación de la obesidad infantil en España es todavía más alarmante ya que nos vamos aproximando a los índices de obesidad de los Estados Unidos de América. El único modo de prevenir esta situación es volver a los hábitos de vida de nuestros abuelos, lógicamente adaptados al mundo actual.Debemos volver a nuestra alimentación tradicional, la dieta mediterránea, que incluye el consumo de los productos de nuestro entorno, el mantenimiento de los métodos de cocción clásicos de nuestras abuelas (como la cocina de “chup-chup” que por falta de tiempo estamos abandonando), y huir de las comidas preparadas, bollería industrial, bebidas carbonatadas y refrescos, importadas de otras culturas diferentes muy alejadas de la nuestra. Otro aspecto también muy importante es la reducción de ejercicio físico por los niños y adolescentes. Cada vez gozamos de más “avances tecnológicos” que limitan los esfuerzos que debemos hacer en nuestra actividad diaria (mandos a distancia, ascensores, escaleras mecánicas) y también cambian nuestras actividades en tiempo de ocio (televisión, internet, videojuegos). La conclusión es que cada vez nos “movemos” menos y el resultado final es el incremento del peso corporal y, lo que es más grave, el perímetro abdominal, que es un índice de medida de la obesidad visceral.
La obsesión por los kilos hace que cada día proliferen nuevas dietas, una de las más conocidas es la protéica, ¿en qué consiste realmente? ¿es tan milagrosa como nos hacen creer?
Las dietas hiperproteicas han adquirido gran popularidad ya que los sujetos pierden rápidamente peso, sin pasar hambre. A priori, parecería una dieta ideal para reducir peso, el problema es que al tratarse de una dieta desequilibrada no debe mantenerse en el tiempo, lo que limita su eficacia. Además,algunos sujetos presentan alteraciones metabólicas muy llamativas, como por ejemplo grandes aumentos de ácido úrico, que te advierten de la prudencia y cuidado que deben tenerse con este tipo de dietas. Deberíamos basar nuestra dieta en una alimentación sana (y contrastada en el tiempo) como es la dieta mediterránea. Debemos huir de mitos como que “una caloría es una caloría” y pensar a mediano y largo plazo. La vida es mucho más larga que una maratón y, a pesar de ello, sólo pensamos en “carreras de 100 mts”.
Perder peso de manera rápida y sin que afecte a la salud con las llamadas dietas milagro o dietas express, ¿es esto posible?
Sabemos que no existe ninguna dieta milagro que haga perder peso de manera rápida y que no repercuta sobre la salud. Cuando uno observa la gran cantidad de “dietas” en el mercado, es fácil darse cuenta de que no hay ninguna realmente eficaz. El problema es que ahora lo queremos todo rápido y sin esfuerzo. La clave para evitar y tratar la obesidad está en nuestra dieta, la dieta mediterránea. En el estudio PREDIMED hemos comprobado que los sujetos que seguían una dieta mediterránea (sin restricción calórica), a pesar de consumir alimentos ricos en energía como el aceite de oliva o los frutos secos, perdían peso y mantenían esta pérdida a largo plazo (cinco años). En cambio, los que seguían una dieta baja en grasas, a pesar de ingerir un número menor de calorías, perdieron menos peso. Así, pues, la clave no está no sólo en la cantidad de calorías ingeridas, sino también el tipo de alimento y el patrón en el que los incluimos.
Si queremos perder peso y no recuperarlo, ¿qué debemos hacer?
La base para mantener un peso “ideal” es mantener una dieta sana y equilibrada como la dieta mediterránea, que ha demostrado a lo largo de siglos que es una dieta saludable que no conlleva patologías asociadas. Para perder peso y mantenerlo deberíamos iniciar una dieta mediterránea “hipocalórica”, junto a un programa de actividad física. Con una dieta mediterránea “hipocalórica” se puede reducir el peso corporal y el perímetro de la cintura, pero también existe el riesgo de sufrir una complicación cardiovascular o un cáncer. Esto es lo que queremos demostrar con un nuevo estudio que hemos denominado “PREDIMED+” y que vamos a iniciar próximamente bajo el auspicio del CIBER de Obesidad y Nutrición, organismos perteneciente al Instituto de Salud Carlos III de Madrid.
Actualmente, ¿cómo son los hábitos alimenticios en España y cuáles sus consecuencias directas para la salud?
Existen numerosos estudios que demuestran que en España se están perdiendo los hábitos alimentarios tradicionalmente mediterráneos al incorporar “costumbres de otros países occidentales” especialmente de los Estados Unidos de América, que sabemos que no son saludables. Ello explica el notable aumento de nuestros índices de obesidad, especialmente en la población infantil. Si no nos tomamos en serio esta progresiva pérdida de nuestro estilo de vida en los próximos años observaremos una reducción de nuestra longevidad y un incremento de las enfermedades más prevalentes como son las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y el cáncer. Estamos a tiempo de poner remedio. En el estudio PREDIMED hemos comprobado que es posible re-educar a la población, incluso a los de mayor edad, para volver a nuestros hábitos de vida más tradicionales y, con ello, reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
¿Cuáles deberían ser las claves del éxito para adquirir unos hábitos alimenticios saludables? ¿Cree que es necesaria una mayor y mejor educación para la salud que fomente dichos hábitos?
Antes de adquirir unos hábitos saludables, deberíamos replantearnos no perder los buenos hábitos que todavía mantenemos en los países mediterráneos.Habría que diseñar campañas institucionales para “recordar” a la población cuál es nuestra dieta, dentro del estilo de vida mediterráneo e incentivar su mantenimiento. Así, por ejemplo, debería darse un poco más de tiempo a empresas y particulares para poder disfrutar de la comida, y también favorecer el consumo de los alimentos mediterráneos con una adecuada política de precios, que abaratara los más saludables y gravara los más perjudiciales, por ejemplo, bollería industrial, fast food y refrescos no saludables. También debería potenciarse en administraciones y empresas el ejercicio físico de sus trabajadores. Por otra parte, en un diseño de una estrategia a más largo plazo, el objetivo debería ser una adecuada educación de niños y jóvenes. Tal vez, debería incluirse en el curriculum una asignatura sobre hábitos de vidas saludables y enseñar a cocinar y comer sano a todos los alumnos.Seguramente, educando a los hijos en los buenos hábitos, acabemos educando también a sus padres y abuelos.