miércoles, 13 de marzo de 2013

Los peces que reemplazan a los ratones de laboratorio


Pez cebra
El pez cebra y la medaka son las especies más estudiadas.
Las enfermedades neurodegenerativas y las lesiones del sistema nervioso son dos de los males que más están creciendo en el siglo XXI.
Algunos expertos advierten que los accidentes cerebrovasculares (ACV) ya adquirieron proporciones epidémicas y según la Organización Mundial de la Salud (OMS) son la principal causa de discapacidad en países desarrollados.
Ante este panorama, son muchos los científicos abocados a encontrar una cura. Sin embargo, entender los mecanismos de las enfermedades neurológicas no es fácil ya que los expertos tienen capacidad limitada de acceder al cerebro humano mientras está en funcionamiento.
Por eso, la mayoría intenta entender este comportamiento con ayuda de otro pequeño mamífero con cerebro similar: el ratón.
Pero un grupo creciente de expertos está proponiendo una alternativa más original: estudiar el cerebro de los peces.
Uno de ellos es el argentino Matías Pandolfi, director del Laboratorio de Neuroendocrinología y Comportamiento del Departamento de Biodiversidad y Biología Experimental de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Pandolfi dijo a BBC Mundo que el cerebro de los peces tiene algunas características especialmente útiles para quienes estudian las lesiones y enfermedades neurológicas.
Una de ellas es que mientras el cerebro de mamíferos, como ratones, sólo puede ser estudiado de a porciones, el cerebro de un pez puede ser retirado de forma completa de la cabeza y estudiado por hasta 24 horas, antes de que mueran los tejidos.
"El pez tiene una muerte celular mucho más lenta y, mantenida en una solución fisiológica, la neuronas pueden mantener sus propiedad eléctricas por todo un día, lo que da mucho tiempo a los científicos para estudiar las conexiones cerebrales", explicó.
En el caso de ratón, que tiene un cerebro mucho mayor, sólo es posible mantener fragmentos vivos fuera de la cabeza, lo que limita los experimentos.

Neurogénesis

Cerebro de un pez
El cerebro de un pez puede sobrevivir hasta 24 horas fuera del cráneo en una solución especial.

Pero lo que realmente hace a los peces un arma potencialmente rica en la búsqueda de tratamientos para problemas del sistema nervioso es su increíble capacidad de regenerar células, sobre todo las neuronales.
Mientras que los humanos tenemos poca capacidad de regeneración neuronal, lo que hace difícil recuperar los tejidos dañados después de un ACV o una enfermedad neurodegenerativa, los peces crean 200 nuevas células por minuto.
En comparación, el ratón –que produce más neuronas nuevas que los humanos- crea sólo 50 por minuto.
Entender esa extraordinaria capacidad de neurogénesis podría ser la clave para curar las lesiones del sistema nervioso.
Por eso científicos como Pandolfi y otros grupos de expertos en el mundo se dedican a estudiar el cerebro de los peces en busca de esa clave, un trabajo en el que Argentina es pionero.
"Lo que queremos es entender qué permite esta neurogénesis en peces. Si podemos identificar una proteína o una hormona que contribuye a este proceso, capaz podamos desarrollar un tratamiento que sirva para los humanos", señaló.

¿Reemplazarán al ratón?


Cerebro de pez
El cerebro del pez se ve distinto al humano pero tiene muchas funciones similares.

Los peces constituyen el mayor grupo de vertebrados del planeta: representan más de la mitad de todas las especies.
Sin embargo, no son muy utilizados en los laboratorios, donde los científicos prefieren estudiar a mamíferos con mayores similitudes a los humanos.
Según Pandolfi, si bien el cerebro de un pez se ve muy diferente al de un humano las funciones son muy similares.
Además, los biólogos que estudian los peces cuentan con una herramienta muy útil: utilizan dos especies cuyos genomas ya fueron estudiados: el pez cebra y la medaka, lo que les permite entender mejor su funcionamiento.
A pesar de esto, el experto descartó que los laboratorios empiecen a usar peces en vez de ratones en el futuro cercano.
"Hay menos tecnología para trabajar con peces", explicó.
Pandolfi agregó que un mayor entendimiento de la acuicultura no sólo podría beneficiar al ser humano a través de la cura de enfermedades sino también a través de la alimentación.
"El pescado es un alimento rico en proteínas y una buena fuente de grasas insaturadas, cuyo consumo disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares", detalló.
"Si podemos entender el funcionamiento de este animal y mejorar su reproducción habrá una mayor fuente de comida", observó.
Veronica Smink
BBC Mundo, Argentina

BBC