The Wisdom of Psychopaths: What Saints, Spies, and Serial Killers Can Teach Us About Success (
La Sabiduría de los psicópatas: los que santos, espías y asesinos seriales pueden enseñarnos sobre el éxito), de
Kevin Dutton, sostiene que los psicópatas son atraídos y se destacan en puestos o roles que requieren habilidad para tomar “
decisiones objetivas, clínicas, divorciadas de los sentimientos”.
El directorio de una compañía, un bufete de abogados, una empresa de medios o una comisaría son algunos de los sitios donde más probabilidades tenemos de toparnos con un psicópata, personalidad que se inclina hacia las profesiones que implican el ejercicio de un poder y la toma de decisiones drásticas, duras.
Según Dutton, los 10 trabajos que más los atraen son:
CEO
Abogado
Medios (TV/Radio)
Vendedor
Cirujano
Periodista
Oficial de Policía
Clérigos
Chef (cocinero)
Empleado público
Por el contrario, los psicópatas raramente se orientan hacia las profesiones que requieren empatía, interacción con otros y sentimientos humanos.
Asistente médico
Enfermero
Terapista
Personal de vuelo
Esteticista / estilista
Caridad o voluntariado
Maestro
Artista creativo
Médico
Contador
Normalmente se asocia la palabra psicópata con la condición de asesino o violador serial, pero no todos los psicópatas son homicidas. En un ambiente laboral, se dedicarán a destruir mentalmente a sus colegas para alimentar su necesidad de dominar a los demás.
Un
psicoterapeuta australiano, John Clarke, advirtió a los CEOs de su país de que debían implementar estrategias para tratar con psicópatas porque éstos están
presentes en las más grandes compañías.
Son más comunes de lo que la gente cree, dijo Clarke, quien aseguró que entre un 1 y un 3% de la población adulta es psicópata.
Son el mayor problema de las empresas, porque toman de víctimas a sus colegas y cuesta identificarlos dado que normalmente son buenos en sus trabajos.
Las empresas los “aman”
Con algo de humor negro, la misma advertencia formuló el coach y consultor español
Juan Carrión Maroto en
su blog: “Los psicópatas están integrados entre nosotros, en nuestras empresas, y campan a sus anchas.
(Daniel) Goleman [el psicólogo estadounidense que elaboró el concepto de
inteligencia emocional] estima que el 1,5% de la población mundial es psicópata. Muchas empresas “aman” a los psicópatas (siempre dan resultados a corto plazo…).
Es más, ser psicópata puede llegar a ser un plus para obtener ascensos y hacer una brillante carrera directiva.”
Ellos la pasan bien, pero ¿qué pasa con sus colegas?
“Este trastorno mental –escribe Carrión Maroto- es especialmente peligroso para aquellos que conviven con ellos, y más si son colaboradores directos (¿súbditos…?) o clientes.
El psicópata es un individuo incapacitado emocionalmente, que daña y maltrata a los demás sin reparar en nada, cruel, insensible…
Es la reencarnación del mal (de hecho, disfruta con él). Suele ser locuaz y tiene encanto (superficial), tiene un ego desmedido (narcisista), no tiene remordimientos, carece de empatía, es mentiroso y manipulador”.
Ser o parecer un psicópata
Ante la consulta de Infobae, el psiquiatra y psicoanalista Gustavo Corra explicó que “la definición de psicópata no se encuentra en la actualidad dentro de las clasificaciones médicas internacionales” sino que “funciona más como un criterio un tanto vago por lo que tal vez sería más adecuado hablar de aspectos psicopáticos en personalidades que a la vez pueden ser muy distintas entre sí”.
Corra, que es autor del capítulo de Perversiones del Tratado de Psiquiatría del doctor Juan Tenconi y ejerce la docencia en la Universidad de Buenos Aires, enumeró esos aspectos psicopáticos del siguiente modo:
1) Rigidez de la personalidad, que implica incapacidad de reflexión acerca de los conflictos propios, inflexibilidad, ver en los demás los propios defectos.
2) Insensibilidad frente al dolor de la otra persona, la que es tratada como una “cosa” en pos de los propios deseos.
3) Utilización de los sentimientos de los demás en beneficio propio, “dar miedo” a los demás en la búsqueda de un interés personal.
4) Tendencia a generar en los demás actuaciones en lugar de llevarlas a cabo personalmente y asumir las responsabilidades.
5) Ubicarse en lugares en los que lo familiar y lo no familiar se mezclan, “abuso de confianza”, en el primer caso, o lo contrario, “ninguneo” (desconocimiento de quienes son familiares).
En opinión de Corra, el concepto de que los psicópatas “disfrutan del sufrimiento ajeno” parece detenido en el tiempo. “No necesariamente los psicópatas ‘disfrutan’ con el dolor ajeno; es más común que no lo tengan en cuenta o que no lo valoren, dice. Disfrutar del dolor ajeno se encuentra más cerca de las estructuras perversas sádicas que de las psicopáticas, y éstas no siempre coinciden en un mismo individuo. En la actualidad, los estudios psicopatológicos diferencian cada vez con más claridad los aspectos psicopáticos de los sádicos.”
En cuanto a la lista de Dutton, Corra cree que se puede “coincidir con que para algunas disciplinas de la vida es útil, y hasta a veces necesaria la utilización de aspectos psicopáticos, pero sin que necesariamente quien los ejerza sea un psicópata”.
O sea queen ciertas actividades es necesaria y no forzosamente condenable una actitud que podría parecer “psicopática”:
“El concepto ya clásico de la psicología de ‘disociación operativa’ es propio de aquellas profesiones en las que es necesaria la valoración de otros aspectos en juego que no prioricen el dolor o los sentimientos de los demás en ese momento, explica el doctor Corra.
Hay muchas actividades en las que el profesional debe ‘parecer’ un psicópata por momentos para poder llevar a cabo su tarea.
Por lo tanto, acusar de psicópatas a quienes ejercen tareas en las que es necesaria la disociación del dolor de los otros es una posición injusta y frívola”
Cita como ejemplos “al cirujano que opera a su paciente, el abogado que convive con el dolor de su cliente, el corresponsal de guerra que corre entre las balas para comunicarnos lo que ve, o el policía que porta un arma dispuesto a usarla en beneficio de todos, por sólo nombrar a algunos”.
Época “canalla”
Federico Luis Aberastury, médico y psicoanalista y vicepresidente de APA (Asociación Psicoanalítica Argentina), introdujo el concepto de lo moral, ante la consulta de Infobae sobre la tesis de Dutton y la advertencia de Clarke: “Cuando hablan de psicópatas no se refieren necesariamente a una patología sino a algo que es una posición ante la vida derivada de los ideales.
Están aquellas personas cuyo ideal es el poder, todo lo que hace al poder está bien para ellos, generalmente son personas exitosas porque se manejan sin los escrúpulos de los demás”.
El doctor Aberastury vincula incluso esta condición con la época que vivimos, cuando sostiene que “también es posible que exista actualmente una caracterización de la psicopatía a partir de que esto que llamamos el posmodernismo incluye una crisis de los ideales”.
Como a su colega Corra, el top ten de los trabajos más atractivos para los psicópatas le resulta algo superficial:
“Establecer que algunas profesiones los atraen más es un poco lineal pero podemos decir que en general los psicópatas están unidos a toda situación en la cual circule poder pero influyen también ciertos aspectos culturales de la época actual, como una caída de los ideales que hace que éstos sean empleados para disfrazar el discurso; es lo que se llama una posición canalla, que podemos ver incluso en los que nos gobiernan cuando se sirven de un discurso en el cual hablan de valores éticos pero los usan sólo para el poder en sí”.
Aberastury apela incluso a la filosofía: “Ya Platón en La República decía que las personas se dividen en dos categorías: reyes o sabios; a los primeros les importa el poder, a los segundos la verdad. Mientras los que gobiernen sean los reyes, habrá malestar.
Un amigo mío dice que estamos en una época de perversión generalizada, hay una impunidad que casi es un galardón.”
¿Significa esto que ciertos rasgos que llamamos psicopáticos derivan en realidad deuna actitud moral?
“Sí, responde Aberastury, recuerdo por ejemplo el personaje de la película Match Pointde Woody Allen que, cuando ve peligrar su posición por una relación extramatrimonial –el poder que tiene deriva de su casamiento con la hija del jefe- no duda en armar una estrategia y asesinar a la amante.
En este caso, la psicopatía está ligada a losprincipios éticos con los cuales la persona se maneja en la vida.
En algunas profesiones puede incluso ser elogiada esta capacidad para tener éxito sin que importen los medios.
Por ejemplo, podemos decir que los abogados más exitosos serían los que tienen algunas cualidades de psicopatía.
No necesariamente son asesinos, desde ya, a menos que tengan cierta condición propia de la psicosis paranoide.”
¿Qué diferencia entonces al psicópata de una mala persona?
“Es lo mismo: lo más probable es que, al cruzarse con un psicópata, uno diga ‘es una mala persona’ o es ‘una persona sin principios’.
Pensemos que una actitud psicopática puede darse también en la relación amorosa, en el uso, la manipulación, la dominación de la otra persona.
Pero eso no es necesariamente característico de una patología sino de una posición ante la vida”, responde.
¿Un psicópata entonces no es lo mismo que un enfermo mental, lo que en general llamamos un loco?
“No, claro que no, puede haber gobernantes que estén manejando nuestros destinos que tengan esas características.
No hay ‘mejores profesiones’ para psicópatas’; ellos se manejan con todo lo que tiene que ver con el poder. Hay situaciones en las cuales los representantes de aquellos que pueden ser nuestros ideales están representando lo contrario: iglesia, justicia, gobierno. Es lo que se llama posición canalla.
Creo que estamos en una época canalla”, concluye el doctor Aberastury.
Claudia Peiro
america.infobae.com