“demostración” de utilización de memoria al cien por ciento.
La lección: es posible optimizar el rendimiento con metodología y gimnasia mental, ideal para el ciclo lectivo que se inicia
El instructor ingresa al aula y luego de un breve discurso se dispone a proponer una simple actividad: decir números del 00 al 99 sin repetir ninguno.
Los oyentes comienzan a lanzar sus ocurrencias.
Las cifras se distribuyen de izquierda a derecha, a lo largo de un pizarrón de diez casillas de largo por diez de alto.
Completada la tercera hilera, empiezan a sucederse los fallos: números repetidos, respuestas que no son rápidas. Una vez terminada la grilla, el instructor tapa la pizarra con una cortina y propone a cada oyente replicar exactamente los números, por supuesto, en orden. Las respuestas tienen entre 2% y 10% de aciertos.
“Lo esperable es que se llegue a 10% de aciertos”, explicó a Infobae.com, el instructor, Dr. Horacio Krell director fundador del Instituto Ilvem, quien luego del ejercicio hace una impecable demostración:
sin equivocarse dice los 100 números.
Cómo detectar un problema”
La memoria es un capital, uno obtiene lo que quiere de ella.
Para darse cuenta si la memoria está funcionando bien o mal sólo hace falta observar cómo está yendo en la vida: si se tienen proyectos determinados y no se están cumpliendo, no se está usando bien la memoria, que es un archivo de todo lo que está pasando en la vida, tanto de experiencia como de sentimientos”, dijo Krell.
“Para saber bien cómo funciona la memoria, primero hay que tener una expectativa: si no sé lo que quiero de mi memoria, tampoco sé si me va bien o me va mal.
Por eso, para saber si mi memoria esté bien o mal, lo mejor es testearla”, propuso el experto. Un práctico test es el mencionado anteriormente: de la grilla de 100 números colocados en forma aleatoria, ver cuántos pueden recordarse.
Un rendimiento esperable es que al menos se recuerden diez.
“Los mejores test son los rendimientos de la memoria.
Sabemos que la lectura es el mejor entrenamiento.
Si puedo leer un libro y recordarlo, recuerdo mis temas principales y tengo buen rendimiento laboral, esto indica que mi memoria me está ayudando”, dijo Krell.
Para el experto, “la memoria no se puede medir como buena o mala en sí misma, porque Funes El Memorioso (el célebre cuento de Borges), tenía una memoria extraordinaria pero de tipo mecánica.
La buena memoria tiene que ver con la jerarquía: no con recordar cualquier cosa, sino lo que se necesita.
Por eso es importante la curva del olvido, que sirve para borrar lo que no sirve conservar en el cerebro”.
Lo importante, entonces, es que tanto el sistema de memoria como la curva del olvido funcionen de manera correcta.
“En el testeo de memoria es importante saber cómo andamos en la memorización de asuntos clave”, explicó.
Otra prueba de memoria en forma abstracta puede ser “leer una página, tomarse el tiempo y luego medir el grado de conceptos que hemos retenido.
El tiempo es fundamental: porque no es lo mismo una persona que lee una página a 50 palabras por minuto que quien lee 500.
En casa, podemos leer un texto y ver qué nos acordamos”, propuso.
Al ciento por ciento
Aunque del ejercicio de casilleros de Krell es esperable recordar apenas diez números de los 100, es posible con “entrenamiento mental” lograr recordar todos, tal como lo demostró el propio entrevistado.
“Puedo recordar el 100% porque tengo un método interiorizado, internalizado, lo incorporé.
No es lo mismo que conocerlo”, dijo y recalcó que “la gente no nota el bajo rendimiento porque se compara mirando hacia el costado y dice: ‘soy normal’.
La toma de conciencia es someterse a examen para ver si la memoria está funcionando bien o mal. Ahí me voy a dar cuenta que no me tengo que comparar sino con los niveles de excelencia”. “Esa energía genera la tensión creativa que va a producir un cambio.
Y hay posibilidad de mejorar la memoria.
La mayor parte de las personas no tiene ningún método para memorizar, lo que la hace incurrir en el defecto más común que es utilizar la fuerza bruta y no las claves del procesamiento”, dijo. El método propuesto por Ilvem es el llamado AIDA (atención, interés, deseo y acción).
“Tiene que ver con utilizar todo el cerebro, con una metodología intelectual completa.
Si sólo se entrena memoria y no lectura, entonces, no sirve porque no se tiene rapidez, por ejemplo”, destacó.
De acuerdo con Krell, “los eslabones comienzan por la perfección, prosiguen por el procesamiento, luego continúan con la expresión y la aplicación práctica de la memoria”.
Infobae.com
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