Lo que al principio parecía ser un facilitador del trabajo se está convirtiendo en un arma de doble filo
Según publica la revista Forbes, cada vez son más los networkers que experimentan hábitos compulsivos como consecuencia de estar conectados todo el tiempo.
"Al principio la gente quiere promover sus carreras, pero esto luego se convierte en algo obsesivo", indicó David Sack, psiquiatra especialista en adicción del centro de tratamiento Promises, en California. Afirmó que muchas personas buscan, en realidad, que sus contactos los validen o reconozcan para sentirse mejor consigo mismos.
Las redes sociales y la tecnología exacerbaron la búsqueda de más y más conexiones pese a que ello no siempre implica la creación de una red de trabajo de calidad.
"Obtener más de 150 relaciones las puede hacer impersonales y débiles", indicó la profesora de la Escuela de Negocios de Columbia Rita McGrath.
Las redes sociales como LinkedIn, Facebook y Twitter ofrecen un ciclo de retroalimentación continua, donde el éxito es medido por la cantidad de seguidores y las actualizaciones.
El psiquiatra Reef Karim, profesor en la UCLA y director del Centro de Control en Beverly Hills, dijo que la interactividad enciende los centros de recompensa del cerebro.
"Conduce a la impulsividad. Los usuarios están constantemente esperando que pase algo: ´¿Se acepta mi solicitud en LinkedIn? ¿Alguien respondió mi tweet?´", ejemplificó y advirtió que eso puede generar una distracción en el trabajo y una interferencia con el mundo real.
Los especialistas coinciden en que el verdadero éxito de un networker se basa no en la cantidad de contactos que establece, sino en la calidad de las relaciones que emprende.
"Algunas personas ven la red como siempre recibiendo", aseguró Andrea Nierenberg, titular de Consulting Group Nierenberg.
"Sólo quieren conocer gente pero tienes que dar algo, ofrecer una sugerencia o una conexión útil. Debes tratar de hallar un terreno común", agregó.
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