Para llegar a esa conclusión, investigadores estadounidenses de la Universidad de Nueva York y de la Universidad de Pensilvania analizaron datos de hábitos de compra usando un sistema electrónico llamado Pathtracker, que reveló que, aunque nos movemos con más frecuencia por las zonas donde se acumulan otros compradores, al llegar a ellas nos cuesta más comprar un producto.
Además, el estudio reveló que cuanto más tiempo pasamos en una tienda más tendemos a recorrer las zonas que teníamos planeadas y ceñirnos a los productos que incluía nuestra lista de la compra original.
Las investigadores también revelan que tras adquirir un producto “virtuoso” (como un alimento sano, o una prenda para hacer deporte) somos más propensos a comprar también algún “vicio”, por ejemplo un aperitivo rico en grasas y azúcares.
muyinteresante.es
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