Cualquier persona que decide quitarse la vida ahorcándose o ahogándose y no lo consigue es muy probable que lo vuelva a intentar y lo logre.
El método escogido para intentar quitarse la vida predice el 'éxito' de posteriores intentos.
Un dato que debería ser tenido en cuenta por los expertos que atienden a estos pacientes.
Ésta es la conclusión a la que acaba de llegar un estudio llevado a cabo por Bob Runeson, del Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia) y su equipo.
Sus conclusiones se han obtenido tras hacer un seguimiento de entre 21 y 31 años a 48.649 personas suecas que fueron admitidas en el hospital durante 1973 a 1982 por intento de suicidio.
Se trata de una de las principales causas de muerte entre la población joven de los países desarrollados. "La identificación y el tratamiento de las personas con alto riesgo de cometerlo es de suma importancia en la práctica clínica general y en la psiquiátrica en particular.
El riesgo de suicidio entre los cinco y 35 años posteriores al primer intento es de un 10%", comentan los autores en su estudio, publicado en el 'British Medical Journal'.
Se sabe "que las características de estos intentos, como que estén muy bien planeados o que sean por métodos violentos, implican un mayor riesgo de alcanzar el objetivo en sucesivas ocasiones.
Pese a que este dato es teóricamente probable y clínicamente informativo, hasta ahora ha sido poco investigado", agregan los científicos.
El ensayo revela que, de todos los que intentaron suicidarse, un 12% logró quitarse la vida en posteriores intentos. La forma más empleada fue el envenenamiento (83%), un método que se vinculó a 4.270 suicidios posteriores con resultado de muerte.
"Sin embargo, el mayor riesgo de segundos intentos con 'éxito' fue para los que lo intentaron la primera vez mediante el ahorcamiento", reza el ensayo.
Sucesivos intentos
En declaraciones a ELMUNDO.es, Bo Runeson reconoce que "las personas que han intentado suicidarse de manera violenta, sobre todo en la horca o por ahogamiento y, también, mediante el uso de armas de fuego o con saltos al vacío, son los que más posibilidades tienen de morir en otras ocasiones, muy a menudo en el año posterior a la primera tentativa".
De hecho, todos los que recurrieron a los métodos señalados anteriormente tenían seis veces más riesgo de fallecer posteriormente.
"Este dato fue independiente de factores que pueden alterar los resultados como la edad, el género, la educación o padecer una enfermedad mental", agrega el investigador sueco.
Insiste, además, "que otro de los hallazgos es que entre aquéllos con un trastorno mental grave, como la psicosis, las probabilidades de fallecer después de un intento violento son especialmente elevadas.
Más del 80% de los hombres y las mujeres con esta patología con conducta suicida violenta se quita la vida".
Keith Hawton, del Centro de Investigación del Suicidio del Hospital Warneford en Oxford (Reino Unido) y firmante del editorial que acompaña al estudio, destaca "que el trabajo tiene importantes implicaciones para la evaluación y el control posteriores de los pacientes que se hacen daño a sí mismos.
No obstante, es necesario ser cautos en su interpretación.
Aunque el uso de métodos más letales es un índice importante de riesgo de suicidio, este dato no debe oscurecer el hecho de que las autolesiones en general son también un indicador clave de mayor riesgo".
Por este motivo, el investigador Runeson defiende la vigilancia extrema de todos los pacientes así como la necesidad de "que se sometan a tratamiento psiquiátrico".
Patricia Matey
elmundo.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario