viernes, 7 de enero de 2011

Las lagrimas inhiben el deseo


El llanto emocional es un comportamiento universal que únicamente se da en los seres humanos.

Cuando lloramos estamos enviando todo tipo de señales emocionales a quienes nos rodean.

Y también alguna señal química, según han descubierto ahora un grupo de investigadores del Instituto Weizmann de Israel, quienes sugieren que las lágrimas de las mujeres podrían contener una señal química que reduce los niveles de testosterona y la excitación sexual en los hombres, tal y como detallan en «Science».
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La función de estas lágrimas emotivas —por ejemplo, cuando lloramos con una película— ha desconcertado a los científicos durante años, pues conocen que su composición difiere de la de las lágrimas que vertemos, por ejemplo, para protegernos del polvo que se nos mete en el ojo.
Partiendo de la base de que las lágrimas de los ratones contienen señales químicas específicas que transmiten a otros ratones que las huelen, los investigadores se pusieron manos a la obra con su experimento.
Los seres humanos, como la mayoría de los animales, expulsan compuestos en los fluidos corporales, que emiten sutiles señales a los demás miembros de la especie.
Una serie de estudios en los últimos años, por ejemplo, ha encontrado que las sustancias contenidas en el sudor humano pueden llevar a una sorprendente variedad de señales emocionales y de otra índole en el que las huele.
Sin distinción de olor
Pero las lágrimas humanas se supone que no tienen olor.
De hecho, en un primer experimento dirigido por Shani Gelstein y Yaara Yeshurun, autores principales del estudio, los investigadores obtuvieron las lágrimas emocionales de mujeres voluntarias que veían películas tristes en una habitación aislada y a continuación comprobaron si los hombres eran capaces de discriminar el olor de estas lágrimas del de la solución salina.
Los hombres no pudieron hacerlo.
En un segundo experimento, los voluntarios masculinos olfatearon tanto lágrimas femeninas como una solución salina de control y después se les puso un apósito impregnado bajo su nariz mientras veían en una pantalla imágenes de mujeres.
Lejos de que las lágrimas les influyeran en estimar la tristeza o empatía que se desprendía de esos rostros, por ejemplo, lo que ocurrió fue que los hombres que olieron las lágrimas fueron más proclives a considerar menos atractivas a las mujeres que veían en el monitor que aquellos que olieron la solución salina.
Además, los que olieron lágrimas experimentaron un descenso en su nivel de excitación fisiológica y de testosterona en saliva.
Por último, se repitió el experimento anterior dentro de una máquina de resonancia magnética para medir la actividad cerebral.
La prueba reveló una importante reducción en los niveles de actividad en áreas del cerebro asociadas con la excitación sexual.
El estudio no investiga las lágrimas que vierten los hombres, pero los investigadores especulan que éstas y las de los niños podrían contener señales químicas similares u otras.
Para Noam Sobel, que dirige el departamento de Neurobiología del Instituto Weizmann, «este estudio plantea muchas preguntas interesantes.
¿Cuál es la sustancia química involucrada?
¿Diferentes tipos de situaciones emocionales envían señales distintas? ¿Son las lágrimas de las mujeres diferentes a las de los hombres o los niños?».
Además, según Sobel, se refuerza la idea de que las señales químicas de los humanos, aunque no seamos conscientes, afectan al comportamiento de los demás.

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