lunes, 27 de mayo de 2013

Siete cosas que no sabías sobre los efectos de la música

musica-efectos

1. Mejora el vocabulario. De acuerdo con una reciente revisión publicada en la revista Nature Reviews Neuroscience por Nina Kraus, de la Universidad Northwester (EE UU), durante el entrenamiento musical para tocar un instrumento se establecen conexiones neuronales que mejoran también otros aspectos de la comunicación humana. De ahí que los niños con formación musical tengan un mejor vocabulario y capacidad de lectura. También explica por qué los músicos son capaces de escuchar mejor una conversación cuando hay ruido de fondo que el común de los mortales.

2. ¿Música de fondo? Tanto si reproducimos una canción de Lady Gaga como si optamos por un disco de música clásica, escuchar música mientras desarrollamos una tarea cognitiva -como estudiar o redactar un informe- reduce el rendimiento, según un artículo publicado hace poco en Applied Cognitive Psychology. Lo mejor en estos casos, dicen sus autores, es el silencio.

3. Ritmo para hacer deporte. Científicos de la Universidad de Brunel demostraron en 2008 que escuchar cierto tipo de música, fundamentalmente de los géneros rock y pop, podemos aumentar nuestra resistencia al ejercicio físico intenso hasta un 15%. El estudio fue publicado en la revista Journal of Sport & Exercise Psychology.

4. La música, por la izquierda. Según un estudio realizado hace unos años en las universidades de California y Arizona (EE UU) y publicado en Science, el oído derecho recoge mejor los sonidos del habla, mientras que el izquierdo, responde mejor a la música. "Incluso al nacer, el oído está estructurado para distinguir entre los diferentes tipos de sonidos y enviarlo al lugar correcto en el cerebro", concluía una de las autoras del estudio, Barbara Cone-Wesson.

5. Música y alcohol. La música alta en los bares incita a beber más alcohol en menos tiempo, según una investigación francesa difundida en 2008 por la revista Alcoholism: Clinical & Experimental Research. Además, cuanto más alto es el volumen de la música más rápido se consume la bebida.

6. Buena para la circulación. Científicos del Centro Médico de la Universidad de Maryland han demostrado que escuchar música puede beneficiar al sistema cardiovascular tanto como hacer ejercicio o tomar ciertos medicamentos. Concretamente, analizando la respuesta de los vasos sanguíneos con ultrasonidos mientras escuchamos música, Michael Miller y sus colegas comprobaron que el diámetro de los vasos, medido en la parte alta del brazo, aumenta un 26% con nuestra música favorita. En contraste, la música que calificamos como estresante hace que los vasos se contraigan un 6%. Los experimentos mostraron también que escuchando canciones que invitan a reír los vasos sanguíneos se dilatan un 19%, mientras que la música relajante produce una expansión del 11%.

7. Con los ojos cerrados. Estudiando los cerebros de 15 sujetos con ayuda de resonancia magnética funcional, Yulia Lerner, de la Universidad de Tel Aviv, demostró el año pasado que cerrar los ojos aumenta el efecto emocional que nos produce la músca. Concretamente la doctora Lerner utilizó música de miedo del estilo de la empleada por Alfred Hitchcock en sus películas.Y comprobó así que la actividad de la amígdala, una zona del cerebro vinculada a la sensación de miedo, aumentaba mucho más con los ojos cerrados que si se mantenían abiertos.

muyinteresante.es

sábado, 25 de mayo de 2013

’La prevención de muchas enfermedades neurológicas es seguir un patrón de alimentación saludable’




Entrevista realizada por HBakkali al Dr. Ramón Estruch

«(...) El consumo moderado del vino y cerveza reduce la mortalidad global y también la incidencia de enfermedades cardiovasculares»
«Con una dieta mediterránea “hipocalórica” se puede reducir el peso corporal y el perímetro de la cintura, pero también existe el riesgo de sufrir una complicación cardiovascular o un cáncer (...)»
«La dieta mediterránea tradicional reduce en un 30% la probabilidad de sufrir una complicación cardiovascular»
«No existe ninguna dieta milagro que haga perder peso de manera rápida y que no repercuta sobre la salud»
«Habría que diseñar campañas institucionales para “recordar” a la población cuál es nuestra dieta, dentro del estilo de vida mediterráneo, e incentivar su mantenimiento»

Recientemente ha publicado los resultados del estudio PREDIMED en la prestigiosa revista The New England Journal of Medicine, ¿en qué ha consistido dicho estudio?, ¿cuáles han sido las principales líneas de trabajo?

El estudio PREDIMED (PREvención con DIeta MEditerránea) tenía como objetivo demostrar, con el máximo nivel de evidencia científica, los efectos de la Dieta Mediterránea en la prevención primaria de la enfermedad cardiovascular. Para ello, se realizó un estudio de intervención nutricional de gran envergadura y con los mayores estándares de calidad científica, en el que se incluyeron 7.447 sujetos con alto riesgo vascular y que fueron seguidos una media de casi 5 años, para comprobar si los participantes que seguían una dieta mediterránea tradicional suplementada con aceite de oliva virgen extra o frutos secos presentaban una menor incidencia de complicaciones cardiovasculares mayores.


¿Qué resultados se han obtenido?

La principal conclusión del estudio es que un retorno a la dieta mediterránea tradicional reduce en un 30% la probabilidad de sufrir una complicación cardiovascular (infarto de miocardio, accidente vascular cerebral o muerte de causa vascular) en los pacientes con alto riesgo vascular, comparado con una dieta baja en todo tipo de grasa, que es la que suelen recomendar a este tipo de pacientes muchas sociedades científicas.

Cuando hablamos de dieta mediterránea, ¿a qué nos estamos refiriendo exactamente?
Nos referimos a la dieta propia de los años 60 en los países del alrededor del mar Mediterráneo. La dieta mediterránea se caracteriza por un elevado consumo de aceite de oliva, fruta, verdura, frutos secos, cereales integrales, legumbres y pescado, junto a un bajo consumo de carne y derivados y también productos lácteos. A ello también se añade un consumo moderado de vino, preferentemente, con las comidas. Se excluyen específicamente de esta dieta la bollería industrial, mantequillas y bebidas carbonatadas.

Enfermedades cardiovasculares y enfermedades neurodegenerativas, ¿cómo prevenirlas desde la alimentación? 

La base de la prevención, pero también del primer escalón en el tratamiento de muchas enfermedades como las cardiovasculares y las neurodegenerativas, es el seguimiento de unos hábitos de vida saludables, que incluyen principalmente una alimentación sana y la práctica frecuente de ejercicio físico. En este aspecto, cada día se dispone de más evidencias científicas sobre el papel de la alimentación sana, como es la dieta mediterránea, en la prevención de estas y otras muchas enfermedades. 

 
¿En qué medida pueden los alimentos ricos en polifenoles prevenir el Alzheimer?

Al igual que las enfermedades cardiovasculares, la clave de la prevención de muchas enfermedades neurológicas es seguir un patrón de alimentación saludable como la dieta mediterránea, pero cuando se analizan cuáles podrían ser los nutrientes claves de esta dieta aparecen los “polifenoles”. Se trata de unos compuestos bioactivos que sintetizan muchas plantas para protegerse de las agresiones externas como el exceso de sol, falta de agua y también de infecciones y plagas. Ingeridos por el hombre, éste adquiere muchos de estos efectos protectores útiles para las plantas. En este contexto, en el estudio PREDIMED hemos podido comprobar que cuanto mayor es la ingesta de polifenoles con la dieta más se reduce la probabilidad de sufrir un deterioro cognitivo. Otros autores han ido más allá y observado que con la dieta mediterránea, que como se ha comentado es una dieta muy rica en polifenoles, se evita o retrasa la aparición de la enfermedad de Alzheimer.

El vino y la cerveza, ¿qué efectos positivos tienen sobre nuestra salud?

Tanto el vino como la cerveza, aparte del poco alcohol que contienen, son alimentos ricos en otros compuestos bioactivos como los polifenoles, en especial el vino tinto. Numerosos estudios ecológicos, epidemiológicos y clínicos han concluido que el consumo moderado del vino y cerveza reduce la mortalidad global y también la incidencia de enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes y enfermedades degenerativas entre otras. Se trata, pues, de dos bebidas fermentadas ligadas a la dieta mediterránea, cuyo consumo moderado aporta muchos beneficios para la salud, pero, especialmente sobre el sistema cardiovascular.

La obesidad, ¿qué supone para el sistema sanitario español?

Junto a la diabetes, la obesidad es una de las epidemias del siglo XXI. A pesar de que nos creemos que en España disponemos de la mejor dieta del mundo, la dieta mediterránea, la realidad es my diferente, ya que estamos perdiendo la calidad de la dieta que heredamos de nuestros antepasados. Ello, unido a una reducción cada vez mayor de nuestra actividad física, explica que los índices de sobrepeso y obesidad vayan creciendo año tras año también en España. Existen muchas evidencias de que la obesidad va ligada al desarrollo de muchas enfermedades crónicas, por lo que se prevé que el impacto de esta epidemia sobre el gasto sanitario ponga al límite al sistema sanitario español si no se toman la medidas adecuadas para atajarla. 

Y en cuanto a la obesidad infantil en España, ¿cuál es la situación actualmente?, ¿cómo se puede prevenir?

La situación de la obesidad infantil en España es todavía más alarmante ya que nos vamos aproximando a los índices de obesidad de los Estados Unidos de América. El único modo de prevenir esta situación es volver a los hábitos de vida de nuestros abuelos, lógicamente adaptados al mundo actual.Debemos volver a nuestra alimentación tradicional, la dieta mediterránea, que incluye el consumo de los productos de nuestro entorno, el mantenimiento de los métodos de cocción clásicos de nuestras abuelas (como la cocina de “chup-chup” que por falta de tiempo estamos abandonando), y huir de las comidas preparadas, bollería industrial, bebidas carbonatadas y refrescos, importadas de otras culturas diferentes muy alejadas de la nuestra. Otro aspecto también muy importante es la reducción de ejercicio físico por los niños y adolescentes. Cada vez gozamos de máavances tecnológicos que limitan los esfuerzos que debemos hacer en nuestra actividad diaria (mandos a distancia, ascensores, escaleras mecánicas) y también cambian nuestras actividades en tiempo de ocio (televisión, internet, videojuegos). La conclusión es que cada vez nos movemos menos y el resultado final es el incremento del peso corporal y, lo que es más grave, el perímetro abdominal, que es un índice de medida de la obesidad visceral.  

 
La obsesión por los kilos hace que cada día proliferen nuevas dietas, una de las más conocidas es la protéica, ¿en qué consiste realmente? ¿es tan milagrosa como nos hacen creer?

Las dietas hiperproteicas han adquirido gran popularidad ya que los sujetos pierden rápidamente peso, sin pasar hambre. A priori, parecería una dieta ideal para reducir peso, el problema es que al tratarse de una dieta desequilibrada no debe mantenerse en el tiempo, lo que limita su eficacia. Además,algunos sujetos presentan alteraciones metabólicas muy llamativas, como por ejemplo grandes aumentos de ácido úrico, que te advierten de la prudencia y cuidado que deben tenerse con este tipo de dietas. Deberíamos basar nuestra dieta en una alimentación sana (y contrastada en el tiempo) como es la dieta mediterránea. Debemos huir de mitos como que “una caloría es una caloría” y pensar a mediano y largo plazo. La vida es mucho más larga que una maratón y, a pesar de ello, sólo pensamos en “carreras de 100 mts”. 

Perder peso de manera rápida y sin que afecte a la salud con las llamadas dietas milagro o dietas express, ¿es esto posible?

Sabemos que no existe ninguna dieta milagro que haga perder peso de manera rápida y que no repercuta sobre la salud. Cuando uno observa la gran cantidad de “dietas” en el mercado, es fácil darse cuenta de que no hay ninguna realmente eficaz. El problema es que ahora lo queremos todo rápido y sin esfuerzo. La clave para evitar y tratar la obesidad está en nuestra dieta, la dieta mediterránea. En el estudio PREDIMED hemos comprobado que los sujetos que seguían una dieta mediterránea (sin restricción calórica), a pesar de consumir alimentos ricos en energía como el aceite de oliva o los frutos secos, perdían peso y mantenían esta pérdida a largo plazo (cinco años). En cambio, los que seguían una dieta baja en grasas, a pesar de ingerir un número menor de calorías, perdieron menos peso. Así, pues, la clave no está no sólo en la cantidad de calorías ingeridas, sino también el tipo de alimento y el patrón en el que los incluimos. 

Si queremos perder peso y no recuperarlo, ¿qué debemos hacer?

La base para mantener un peso “ideal” es mantener una dieta sana y equilibrada como la dieta mediterránea, que ha demostrado a lo largo de siglos que es una dieta saludable que no conlleva patologías asociadas. Para perder peso y mantenerlo deberíamos iniciar una dieta mediterránea “hipocalórica”, junto a un programa de actividad física. Con una dieta mediterránea hipocalórica se puede reducir el peso corporal y el perímetro de la cintura, pero también existe el riesgo de sufrir una complicación cardiovascular o un cáncer. Esto es lo que queremos demostrar con un nuevo estudio que hemos denominado PREDIMED+ y que vamos a iniciar próximamente bajo el auspicio del CIBER de Obesidad y Nutrición, organismos perteneciente al Instituto de Salud Carlos III de Madrid.

Actualmente, ¿cómo son los hábitos alimenticios en España y cuáles sus consecuencias directas para la salud?

Existen numerosos estudios que demuestran que en España se están perdiendo los hábitos alimentarios tradicionalmente mediterráneos al incorporar “costumbres de otros países occidentales” especialmente de los Estados Unidos de América, que sabemos que no son saludables. Ello explica el notable aumento de nuestros índices de obesidad, especialmente en la población infantil. Si no nos tomamos en serio esta progresiva pérdida de nuestro estilo de vida en los próximos años observaremos una reducción de nuestra longevidad y un incremento de las enfermedades más prevalentes como son las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y el cáncer. Estamos a tiempo de poner remedio. En el estudio PREDIMED hemos comprobado que es posible re-educar a la población, incluso a los de mayor edad, para volver a nuestros hábitos de vida más tradicionales y, con ello, reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. 

¿Cuáles deberían ser las claves del éxito para adquirir unos hábitos alimenticios saludables? ¿Cree que es necesaria una mayor y mejor educación para la salud que fomente dichos hábitos?

Antes de adquirir unos hábitos saludables, deberíamos replantearnos no perder los buenos hábitos que todavía mantenemos en los países mediterráneos.Habría que diseñar campañas institucionales para recordar a la población cuál es nuestra dieta, dentro del estilo de vida mediterráneo e incentivar su mantenimiento. Así, por ejemplo, debería darse un poco más de tiempo a empresas y particulares para poder disfrutar de la comida, y también favorecer el consumo de los alimentos mediterráneos con una adecuada política de precios, que abaratara los más saludables y gravara los más perjudiciales, por ejemplo, bollería industrial, fast food y refrescos no saludables. También debería potenciarse en administraciones y empresas el ejercicio físico de sus trabajadores. Por otra parte, en un diseño de una estrategia a más largo plazo, el objetivo debería ser una adecuada educación de niños y jóvenes. Tal vez, debería incluirse en el curriculum una asignatura sobre hábitos de vidas saludables y enseñar a cocinar y comer sano a todos los alumnos.Seguramente, educando a los hijos en los buenos hábitos, acabemos educando también a sus padres y abuelos. 

domingo, 19 de mayo de 2013

Nuestro deterioro cognitivo comienza a los 45 años


Se pensaba -o al menos así lo habían mostrado los estudios científicos- que el deterioro de nuestras capacidades cerebrales comenzaba a los 60 años. 
Pero una nueva investigación encontró que estas funciones, que incluyen el razonamiento, la memoria y la comprensión, comienzan a deteriorarse desde los 45 años.
La investigación, publicada en British Medical Journal(BMJ) (Revista Médica Británica), se basó en el seguimiento durante 10 años de 7000 empleados públicos, hombres y mujeres de entre 45 y 70 años para analizar sus capacidades de memoria, vocabulario y comprensión.
Los científicos de la Universidad de Londres (UCL), encontraron un deterioro de 3,6% en el razonamiento mental tanto en hombres como mujeres de entre 45 y 49 años.
Esto demuestra, afirman los expertos, que nuestro deterioro cerebral comienza mucho antes de lo que se pensaba. 
Y el hallazgo podría conducir a nuevas herramientas para diagnosticar la demencia más temprano, lo cual es importante porque los tratamientos para esta enfermedad son más efectivos cuando los pacientes comienzan a experimentar las discapacidades mentales.
La profesora Archana Singh-Manoux, del Centro para la Investigación de Epidemiología y Salud de la Población de Francia, quien dirigió el estudio en la UCL, analizó las funciones cognitivas de 5.198 hombres y 2.192 mujeres que trabajaron como empleados públicos británicos de 1997 a 2007.
Los participantes fueron sometidos a pruebas de memoria, vocabulario y comprensión auditiva y visual. En el estudio se tomaron en cuenta factores como el nivel educativo de los participantes.

CRISIS DE LA MEDIANA EDAD

Los resultados de las pruebas mostraron que las puntuaciones de las capacidades cognitivas se deterioraban en todas las categorías, excepto la de vocabulario, y que el deterioro era más veloz entre las personas más mayores.
El estudio encontró una disminución de 9,6% en el razonamiento mental de los hombres de entre 65 y 70 años, un de 7,4% entre las mujeres de esa misma edad. Para hombres y mujeres de entre 45 y 49 años, el deterioro fue de 3.6%.
Según la profesora Singh-Manoux, la evidencia del estudio demuestra que en la demencia interviene un deterioro cognitivo que dura entre dos o tres décadas.
"Ahora necesitamos investigar quién experimenta un deterioro cognitivo mayor que el promedio y cómo evitarlo. 
Definitivamente es posible lograr cierto nivel de prevención con la identificación más temprana de los factores de riesgo " dijo la investigadora.
"Las tasas de demencia seguirán aumentando drásticamente y las conductas de salud como el tabaquismo y la actividad física están vinculados a los niveles de función cognitiva", agregó. 
"Si la enfermedad ya ha comenzado en un individuo de 50 años pero sólo analizamos el riesgo del trastorno a los 60 años, ¿cómo podemos comenzar a separar la causa y el efecto?" se cuestionó la investigadora.
La doctora Anne Corbett, de la organización Alzheimer's Society, afirma que el estudio ofrece nueva información importante sobre el deterioro cognitivo, pero todavía quedan varias preguntas que resolver.
"El estudio no nos dice si alguna de estas personas posteriormente desarrolló demencia, o qué tan factible hubiera sido que un médico general detectara esos cambios tempranos", afirmó la experta. 
"Ahora necesitamos más estudios que nos ayuden a entender más ampliamente cómo medir los cambios en el cerebro para poder mejorar el diagnóstico de la demencia", agregó.
Otros expertos afirman que, mientras se obtiene esa evidencia, podemos comenzar ahora a hacer cambios en nuestro estilo de vida que ayuden a prevenir este deterioro.
Tal como señala el doctor Simon Ridley, de la organización Alzheimer Research Uk, "aunque todavía no contamos con una forma segura de prevenir la demencia, sabemos que los simples cambios en el estilo de vida, como comer una dieta sana, no fumar y mantener un control de la presión arterial y el colesterol, pueden reducir el riesgo de la enfermedad"
BBC Mundo
La Nacion

La placenta puede contener información sobre el riesgo de autismo


La placenta puede contener información sobre el riesgo de autismo
Investigadores de la Escuela de Medicina de Yale (EE.UU.), han descubierto la manera de medir el riesgo de un niño de desarrollar autismo mediante la búsqueda de anomalías en la placenta al nacer, lo que permite un diagnóstico precoz y el tratamiento para el trastorno del desarrollo, un hallazgo que publicaBiological Psychiatry.

Dirigidos por Harvey Kliman, los investigadores han encontrado que los pliegues anormales de la placenta y células anormales de crecimiento llamadas inclusiones trofoblásticas son marcadores clave para identificar a los recién nacidos que están en riesgo de autismo.
Kliman y su equipo examinaron 117 placentas de recién nacidos de familias en situación de riesgo, los que tienen uno o más hijos previos con autismo. Kliman comparó estas placentas en situación de riesgo con cien placentas de control recogidas por los investigadores de UC Davis de la misma área geográfica.
Mayor riesgo
Las placentas de riesgo tenían un máximo de 15 inclusiones trofoblásticas, mientras que ninguna de las placentas de control contenía más de dos inclusiones trofoblásticas. Kliman explica que una placenta con cuatro o más inclusiones trofoblásticas predice de forma conservadora una probabilidad del 96,7 por ciento de estar en riesgo de padecer autismo.
Actualmente, el mejor marcador precoz de riesgo de autismo es la historia familiar, por lo que parejas con un niño con autismo tienen nueve veces más probabilidades de tener otro hijo con el trastorno. Kliman señala que cuando estas familias en situación de riesgo tienen los siguientes hijos podrían emplear estrategias de intervención temprana para mejorar los resultados.
Diagnóstico
«Lamentablemente parejas sin susceptibilidad genética conocida deben confiar en la identificación de los signos o indicadores tempranos que pueden no manifestarse abiertamente hasta segundo o tercer año de vida del niño» , subraya Kliman.

«Espero que el diagnóstico del riesgo de desarrollar autismo mediante el examen de la placenta al nacer se convierta en rutina y que los niños que han demostrado tener un mayor número de inclusiones trofoblásticas sean sometidos a intervenciones tempranas y tengan una mejor calidad de vida como resultado de esta prueba», concluye Kliman.
abc.es

EP


nota
La información médica ofrecida en esta web se ofrece solamente con carácter formativo y educativo, y no pretende sustituir las opiniones, consejos y recomendaciones de un profesional sanitario.
Las decisiones relativas a la salud deben ser tomadas por un profesional sanitario, considerando las características únicas del paciente.


La religiosidad y el éxtasis religioso explicados por la ciencia


La religiosidad y el éxtasis religioso explicados por la ciencia
Cada año somos testigos y/o partícipes de festividades religiosas: Semana Santa, Pascua de Resurrección, Navidad, etcétera. 
Todas ellas suponen la existencia de un sustrato de fervoroso sentir popular y exhibición de actos de fe tan inconmensurables como incomprensibles para muchos. 
¿Tienen estas expresiones alguna explicación científica?
La religión es una compleja red de representaciones culturalmente construidas sobre la base de relatos a los que se adhiere mediante un mecanismo de fe que exige a cada uno de sus seguidores la aceptación cabal de sus preceptos sin requerir para ello de ninguna evidencia mediante. Tal es así que el requisito máximo de pertenencia supone que el “creer sin haber visto” no es una debilidad sino una virtud. 
Más allá de toda discusión antropológica e histórica, ¿tiene alguna explicación científica la“experiencia religiosa”? ¿Tiene alguna base empírica el adherir sostenidamente a una religión? Obvio que sí.
Desde diversas disciplinas se ha estado examinando el éxtasis de la “experiencia religiosa”. Un reciente estudio hecho por científicos noruegos propone un modelo explicativo de dichas vivencias, asociándolas con la epilepsia. 
El paper denominado “Epilepsy and religion” da cuenta de la estrecha relación entre episodios convulsivos en el lóbulo temporal en individuos que relatan distintas vivencias de tipo religioso, tales como sensación de perfecta armonía, sentir la presencia de Dios o de un estado de éxtasis. 
Los autores señalan que en la actualidad existe evidencia de que un número significativo de personas religiosas, incluyendo a los profetas, los santos y fundadores de cultos, pueden haber tenido convulsiones del lóbulo temporal. 
En la misma línea de este trabajo, en el Departamento de Neurología de la Universidad de Nueva York, realizan otro estudio publicado bajo el nombre “Spirituality and religion in epilepsy” en el que señalan que observaciones clínicas durante los últimos 150 años avalan una asociación entre experiencias religiosas y los episodios convulsivos, en donde nuevamente las miradas apuntan al lóbulo temporal. 
Sus registros muestran una serie de vivencias asociadas a crisis epilépticas, entre las que destacan la “premonición” y visión de “auras”.
No se descarta, por cierto, la influencia de factores psicológicos y sociales en la comprensión del fenómenos de la “experiencia religiosa”, pero el mayor peso explicativo recaería en el mecanismo neurológico. 
También se sugiere considerar al sistema límbico como el elemento crítico en la emergencia de experiencias religiosas, debido a la asociación que éste tiene con epilepsia del lóbulo temporal y a la naturaleza emocional de dichas experiencias. Además, las áreas neocorticales también pueden estar involucradas, dada la presencia de alucinaciones visuales y auditivas en dichas vivencias. 
En contraste con las consecuencias derivadas de alteraciones del lóbulo temporal, la explicación de los intereses religiosos de una persona, en tanto rasgo constitutivo de su personalidad, podría deberse a alteraciones de las funciones frontales.
Vale decir que tanto la adhesión más estable, cotidiana y permanente a un sistema de creencias religiosas, como el “éxtasis” de una experiencia religiosa ocasional tendrían, respectivamente, su origen en alteraciones tanto del lóbulo frontal como del lóbulo temporal del hemisferio derecho del cerebro.
Otra línea de trabajo que aborda el fenómeno de la religiosidad y experiencias religiosas es la que se aborda en el paper “Religion, spirituality, and psychosis” y que también se puede encontrar en una serie de estudios que examinan la relación entre religiosidad y psicosis. 
Es el caso de las revisiones publicadas bajo los títulos “Delusions, illusions and hallucinations in epilepsy: 1. Elementary phenomena” y “Delusions, illusions and hallucinations in epilepsy: 2. Complex phenomena and psychosis” en donde se revisan las características clínicas y las bases electrofisiológicas de los estados psicóticos más complejos asociados con la epilepsia y que apuntan a la fuerte presencia de contenidos religiosos en los pacientes psicóticos.
Podrán notar que el estudio entre religiosidad y salud mental no es algo cansino. Por el contrario, cuenta con abundante literatura científica. De hecho, no toda la evidencia le asocia con una “mala” salud mental. 
Este estudio del 2006 “Religiousness and mental health: a review” señala justo lo contrario: que encontraron que niveles más altos de participación religiosa se asocian positivamente con indicadores de bienestar psicológico (satisfacción con la vida, la felicidad, el afecto positivo y una moral más alta) y con menos depresión, pensamientos suicidas y abuso de drogas y alcohol. Si usted es una persona religiosa le habrá entusiasmado este estudio, pero no se apure tanto, pues otro estudio publicado en mayo de 2012 bajo el título “Religiosity and health in epidemiological studies“,  junto con reconocer que los factores religiosos proveen de consuelo, esperanza y significado y que se asocian con la protección de los hábitos alimenticios y un menor riesgo de abuso de sustancias, advierte que puede ser también perjudicial, ya que es a menudo vinculado con los trastornos neuróticos y psicóticos. 
Y no sólo eso. Según este otro estudio denominado “Religious Factors and Hippocampal Atrophy in Late Life,” los factores religiosos influirían en la atrofia del hipocampo en la vejez. 
Los hallazgos de este estudio indican que la atrofia del hipocampo puede ser únicamente influenciada por ciertos tipos de factores religiosos, independiente de factores psicosociales (apoyo social, estrés, depresión) o demográficos.
Otros dos estudios indexados en PlosONE nos entregan resultados aún más interesantes sobre la neuroanatomía de creyentes y no creyentes ¿acaso hay diferencias en la estructura cerebral asociado a la religiosidad? al parecer sí. 
Los estudios sugieren que el pensamiento religioso está más asociado con las regiones del cerebro que gobiernan las emociones, la auto-representación, y conflicto cognitivo, y que los aspectos clave de la religiosidad están asociados con las diferencias de volumen cortical. 
La religiosidad, conjunto de rasgos expresados en forma variable en la población, estaría modulada por la variabilidad neuroanatómica. Impresionante ¿no?
¿Acaso todo está en la cabeza? pregunta que puede irritar a muchos, pero de la que tenemos una respuesta contundente. En el estudio publicado en PNAS llamada “Cognitive and neural foundations of religious belief” sus resultados indican que la creencia en un ser superior estaría “profundamente anclada en el cerebro humano”, el que estaría programado para la experiencia de la religiosidad, es decir, que los componentes específicos de la creencia religiosa son mediados por redes cerebrales.
¿Supone la religión un doblegamiento de la voluntad, toda vez que opera a nivel cerebral? 
¿Puede un religioso abandonar sus convicciones si éstas se sustentan en alteraciones de la actividad neuronal? Sin entrar en el debate de la legitimidad de la opción religiosa, y deteniéndome únicamente en cuestiones de orden empírico, debo responder a ambas preguntas con un “sí”. 
Se ha constatado experimentalmente que el pensamiento analítico fomenta la incredulidad religiosa, incluso en aquellas personas más devotas. ¿No me cree? pues en la investigación publicada en Science bajo el nombre “Analytic Thinking Promotes Religious Disbelief” aportan datos reveladores. Los resultados sugieren que la activación del sistema cognitivo analítico en el cerebro puede socavar el soporte intuitivo para la creencia religiosa, al menos temporalmente. 
En todas las pruebas realizadas, el grupo inducido a pensar analíticamente mostraba una mayor incredulidad religiosa que el de control.
Personalmente quisiera destacar este último estudio, pues estimo de gran valor el mantener nuestra “limpieza cerebral” en atención a mecanismos de pensamiento lógico, analítico y no a la adhesión de estructuras dogmáticas que supongan un abandono de la libertad de escrutinio por mera aceptación de premisas inauditables e imposibles de someter a verificación/refutación. 
Si a los niños se les enseña que no es necesario defender sus creencias con exhibición de evidencias estamos exponiéndolos al sometimiento y abuso por abandono del análisis crítico y, peor aún, empujándolos hacia la legitimación del pensamiento irracional y fanático.
No he intentado aquí denostar el legítimo derecho de las personas por adherir a sistemas de creencias, sino más he pretendido apuntar a que la adscripción irreflexiva a premisas sobre la base de la fe como mecanismo exclusivo de aceptación suponen un riesgo latente de vulnerabilidad de la propia voluntad y lucidez, cuestión abundantemente acreditada por la evidencia que en este post he compartido.
Si de mí dependiera, promovería como ejes formativos, valóricos y actitudinales al escepticismo, la rigurosidad y al método científico.
foto lavoz.com.ar
Alexis Rebolledo Carreño
elquintopoder.cl

Ver porno no determina la forma de tener sexo de los jóvenes

Las actrices Riley Steele, Stoya, BiBi Jones, Kayden Cross, y Jessie Jane en la entrega de los premios AVN, los oscar del porno, en 2012 / Glenn Francis

El año pasado, el Gobierno de Hamás prohibió el acceso al porno en la franja de Gaza y Rick Santorum prometió acabar con la epidemia pornográfica en EEUU si era elegido presidente. Hace pocos meses se supo que el Gobierno islandés estaba estudiando estrategias para acabar con este tipo de contenidos en internet. 

Es difícil encontrar amenazas que puedan poner de acuerdo a un islamista radicalun fundamentalista cristiano un socialdemócrata de los países nórdicos, pero el peligro del porno es una de ellas. 

Ahora, un estudio publicado en The Journal of Sexual Medicine puede, si no eliminar, matizar el miedo a la industria que hizo famosos a John Holmes y Sasha Grey.

Según el artículo, firmado por un grupo de investigadores liderados por Gert Martin Hald, de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), ver imágenes sexualmente explícitas puede estar relacionado con el comportamiento sexual de adolescentes y jóvenes, pero solo un poco. 

“Nuestros datos sugieren que otros factores como las tendencias personales —específicamente la búsqueda de sensaciones sexuales— más que el consumo de material sexualmente explícito pueden desempeñar un papel importante en una serie de comportamientos sexuales de los adolescentes y los jóvenes, y que los efectos del material sexualmente explícito en el comportamiento sexual en la realidad debe considerarse en conjunción con esos factores”, afirma Hald.


Este estudio rebate, al menos en parte, otros anteriores que habían atribuido una influencia mayor al consumo de sexo por parte de adolescentes. 
Un estudio realizado en 2011 por Elizabeth Morgan, de la Universidad Estatal de Boise (EEUU), encontró una asociación significativa entre la visualización de pornografía con la preferencia por las prácticas sexuales que aparecen en ese tipo de películas. 
Además, el estudio de Morgan afirmaba que los que hacían mucho uso del porno tenían menor satisfacción sexual y peores relaciones. 
Otro artículo con resultados similares, publicado en 2009 por investigadores de la Escuela de Medicina del Hospital Monte Sinaí de Nueva York, concluía que los jóvenes que veían sexo en internet tenían más probabilidades de tener sexo con varias personas a lo largo de su vida, de haber tenido sexo con más de una persona durante los últimos tres meses, de haber usado drogas o alcohol durante su última relación sexual y de haber practicado sexo anal.
Para realizar su estudio, el equipo de Hald encuestó a través de internet a 4.600 jóvenes de entre 15 y 25 años residentes en Holanda. De ellos, un 88% de los chicos y un 45% de las chicas habían visto material sexualmente explícito en internet. Entre ellos, un 13,1% consumía este tipo de material diariamente y un 25,6% lo hacía varias veces a la semana, unas cifras muy superiores a las de ellas, con un 1,5% y un 3,3% respectivamente. También se encontraron diferencias en el tipo de contenidos preferidos dependiendo del sexo, con más hombres aficionados al porno duro y más mujeres favorables al blando.

Ver porno y enfermedades venéreas

Los autores encontraron una asociación directa entre ver contenidos sexualmente explícitos y comportamientos sexuales más arriesgados o que incluían intercambio de dinero. 
Sin embargo, tanto para chicos como para chicas, la variación adicional a este tipo de comportamientos sexuales que se puede atribuir a la frecuencia de consumo de porno sería modesta, de entre un 0,3% y un 4%. 
Esto indicaría que el consumo de estos contenidos “es solo un factor entre muchos que pueden influir en el comportamiento sexual de los jóvenes”, según los responsables del artículo.
Estos resultados son similares a los de otros estudios anteriores, que relacionaban consumir imágenes de sexo explícito con comportamientos sexuales arriesgados y una mayor exposición a enfermedades venéreas, pero atribuían al porno una influencia pequeña en el comportamiento de los jóvenes una vez que su efecto se había separado de otras variables como la búsqueda de sensaciones sexuales.
El artículo refleja que ver porno puede incrementar la búsqueda de sensaciones sexuales, pero que esa relación también puede funcionar en la otra dirección. 
Sería posible, por ejemplo, que una persona que tiene menos reparos para consumir drogas o tener sexo anal, tampoco los tenga para buscar sexo explícito en internet. 
Es posible que los islamistas de Hamás, el ala derecha del partido republicano de EEUU y los socialdemócratas islandeses hayan dado su veredicto sobre la influencia del porno en la sociedad hace tiempo, pero en opinión de Hald y sus colegas aún es necesario estudiar en mayor profundidad esa relación para elaborar unas políticas tan ajustadas a la realidad como sea posible.
REFERENCIA
esmateria.com

El cerebro es mucho más complicado que el universo, según un experto


El físico David Jou.
El universo y el cerebro tienen cosas en común y ambos son abrumadores: "cien mil millones de galaxias fuera, cien mil millones de neuronas dentro", según el profesor de Física en la Universidad Autónoma de Barcelona David Jou, quien asegura que el cerebro es "mucho más complicado" que el cosmos.
Así lo señala a Efe este físico y poeta, quien impartió este jueves la charla "Cerebro y universo. Dos cosmologías" en el ciclo de conferencias de ciencia y sociedad de la Fundación Banco Santander.
Para este científico, es mucho más complicado el cerebro por tres motivos: "las neuronas interaccionan de formas mucho más diversas que las galaxias; la geometría del cerebro es mucho más complicada y en éste surgen funciones emergentes de conjuntos de neuronas -el pensamiento, por ejemplo- que no surgen de conjuntos de galaxias".

Ambos tienen una "dinámica galopante"

Jou explica, además, que ambos experimentan su propia "dinámica galopante": la expansión cósmica y el desarrollo del cerebro durante la gestación.
"En ambos casos fijamos nuestra atención sobre una parte pequeña de su contenido y en los dos técnicas físicas recientes de observación nos están permitiendo grandes progresos", indica.
Jou, quien ha recibido, entre otros, el premio de investigación Rey Juan Carlos I, afirma que la física atrae con "pasión metódica y sistemática a unos cuantos y con pasión desordenada y esporádica a muchos más".
"Hace 40 años que me dedico a la física y me sigue apasionando", relata este científico, quien admite que nunca trataría de convencer a un adolescente que aún no ha elegido carrera, pero sí le explicaría "lo maravilloso que es preguntarse por el mundo a través de la física".
No obstante, manifiesta que faltan vocaciones científicas y, "más todavía, falta la tradición de iniciativa tecnológica y empresarial que sepa convertir esas vocaciones en una fuente de riqueza para todos".

Recortes en I+D+i

En cuanto a los recortes en ciencia, este físico subraya que se está desmontando una parte importante de lo logrado en los últimos 30 años.
"Costará muchísimo recuperarlo", remacha Jou, quien agrega que "fue irracional endeudarse tanto. Ahora es irracional querer reducir el déficit a cero en cuatro o cinco años".
A su juicio, "si se diera a ese objetivo -que comparto totalmente- cuatro años más y los esfuerzos se repartieran con justicia, no habría esa inmensa destrucción, ese gran sufrimiento".
Además de científico, Jou es poeta; publicó su primer libro a los 17 años.
Desde entonces han visto la luz más de 20 -unos 1.200 poemas-, un centenar de los cuales traducidos a diversas lenguas.
Ha escrito poesía científica, religiosa, metafísica, amorosa, cívica y sobre cine o viajes, entre otros temas. 
Jou opina que ciencia y letras siguen estando demasiado separadas y relacionarlas más no se debe ver como una obligación, "sino como un placer para el conocimiento y un estímulo para las preguntas y el diálogo con los otros y el mundo".

Poesía científica

Este experto apunta que, en su caso, ciencia, poesía y religión han convivido "apaciblemente y apasionadamente a veces".
"Creo que ver el mundo desde diversas lógicas -científica, estética, espiritual- hace que se establezcan preguntas que desde una sola lógica tal vez no se formularían", concluye Jou, quien remarca: "la ciencia es maravillosa, pero, al menos por ahora, no lo responde todo ni lo expresa todo. Lo importante es que se sorprenda de todo". 
EFEfuturo
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