sábado, 11 de diciembre de 2010

Crecen las consultas por personalidad borderline


"Hoy hay más pacientes borderline que hace unos años atrás.

Tiene que ver con factores vinculados a la posmodernidad, además de una predisposición en algunas personas a padecer este trastorno", afirmó el doctor Gerardo Spatola, médico psiquiatra y psicoterapeuta, profesor de la cátedra de Psicopatología de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.

Se trata de un trastorno grave de la personalidad que se caracteriza por una inestabilidad permanente en la propia identidad, las relaciones interpersonales y los estados de ánimo.

Se asocia a una gran impulsividad y a un sentimiento crónico de vacío existencial.

Uno de los temas tratados en el II Simposio Argentino de Psiquiatría, Psicopatología y Salud Mental, organizado por la Asociación Argentina de Salud Mental (AASM), fue acerca de las personalidades borderlines hoy y sus perspectivas contemporáneas.

Se realizó en el Abasto Plaza Hotel, de la ciudad de Buenos Aires, al que asistieron alrededor de 500 profesionales del país, además de Brasil, Colombia, México, Estados Unidos, Uruguay, Paraguay y Perú.

En este encuentro, los psicólogos Javier Wapner, del hospital de Emergencias Psiquiátricas Torcuato de Alvear, y Víctor Fabris, miembro de la Asociación Argentina de Terapia Cognitiva y docente de la Fundación Foro, junto con el doctor Spatola, integraron una mesa redonda, donde expusieron las características más importantes sobre este tema.

Asimismo, Spatola, que también se desempeña en el área de Urgencias del Centro Nacional de Reeducación Social (Cenareso) y el Hospital General de Agudos Dr. E. Tornú, afirmó que el aumento de casos tiene que ver con dos cuestiones: se diagnostica más que antes, lo cual aumentaría su prevalencia.

Y, además, se observa que los cambios culturales que se han dado entre fines del siglo XX y comienzos del XXI, hacen que la cantidad de personas con este trastorno haya aumentado.

"La personalidad borderline no nace con la posmodernidad, pero determinadas características de la cultura posmoderna hacen posible que aumenten su prevalencia", aclaró.

Según estudios realizados en Europa, América latina y en los Estados Unidos, 2 de cada 100 personas de la población general podrían padecer este tipo de trastorno.

"En la guardia, la personalidad borderline es un trastorno que se está viendo con mayor frecuencia en los últimos años.

En otra época, eran más comunes los conflictos de tipo neurótico", dijo el licenciado Wapner, que se desempeña desde 1986 como psicólogo de guardia y de consultorios externos en el Hospital Alvear. Es autor del libro Meta clínica de los bordes. Patologías límites y déficit narcisista.

La cultura posmoderna instaló de alguna manera en la sociedad la vivencia de incertidumbre permanente. "Hoy vivimos en un contexto social e histórico que se caracteriza por la inestabilidad, la inmediatez del presente y lo difícil que resulta proyectarse al futuro.

Los valores permanentes de bie- nestar y estabilidad han cambiado en forma notable por otros valores culturales que tienen que ver más con lo transitorio, relacionado con la fugacidad y la aceleración del tiempo", explicó Spatola.

Otros de los factores que colaboran para desarrollar una personalidad borderline son: la predisposición genética, algunas fallas básicas en la crianza, abandono afectivo en la infancia, trauma infantil por abuso sexual o maltrato psicofísico, etcétera.

Los datos brindados por los licenciados Carlos Urtubey, Roberto Cerra y Silvia Terzzoli, coordinadores del Area Epidemiología en Salud Mental del Hospital Alvear, indican una incidencia y la "notable" aparición de nuevos casos en cada año estudiados en esa institución.

Se contabilizaron a todos los pacientes de primera vez de consultorios externos de adultos de ese nosocomio con diagnóstico de trastorno límite de la personalidad.

La muestra fue de 9010 entrevistas realizadas desde 2005 hasta 2009, de los cuales, 253 casos presentaron ese diagnóstico presuntivo. En 2005, se detectaron 18 casos; en 2006, 43; en 2007, 58; en 2008, 59 y en 2009, 75.

Vacío existencial

Es un trastorno que puede presentar síntomas muy variados, como por ejemplo: una intensa angustia, ira, gran irritabilidad y episodios psicóticos transitorios. En ocasiones, puede llevar a la depresión intensa y a presentar crisis de pánico.

La mayoría de las personas que lo padecen han sufrido algún tipo de carencia afectiva primaria en la infancia.

Por eso, sienten un profundo temor y en muchos casos, terror al abandono de la pareja, de los padres, del psicoterapeuta, entre otros.

"Tiene que estar bien diagnosticado, porque hay quienes tienen ataques de pánico y depresión, y no son borderline", aclaró Spatola.

Wapner sostuvo que a veces, cuando la sensación de vacío se vuelve insoportable, el paciente recurre al abuso del alcohol y a diferentes sustancias.

Tiene actos impulsivos y compulsivos, incluso en el plano sexual, para tratar de aliviar esa angustia permanente que la persona siente.

"Cortarse la piel es una de las conductas de riesgo que más se ven en los adolescentes.

Algunos lo hacen como un intento de suicidio y otros como una forma de buscar una identidad del propio cuerpo."

También suelen tener un alto nivel de conflictos interpersonales, ya sea a nivel afectivo, laboral, familiar.

"Estamos hablando de un patrón de trastorno permanente, de una manera de funcionar", destacó Spatola.

Si bien la posmodernidad afecta a todos, este tipo de personalidad predomina en el sexo femenino. Se sabe que hay entre dos y tres mujeres por cada hombre borderline en la población.

"Esto -dijo Spatola- tiene que ver básicamente con factores hormonales.

Hay que pensar que la mujer ya de por sí, por su naturaleza endócrina, tiene más tendencia a la inestabilidad anímica por factores relacionados con los estrógenos."

En general, los trastornos de personalidad se manifiestan entre los 18 y 20 años, al finalizar la etapa de la adolescencia. Y los expertos señalan que no se detecta antes de esa edad, porque todavía no se estructuró su psiquismo, su mente.

Los especialistas coinciden en que la calidad de vida del paciente mejora en forma notoria con el tratamiento. Spatola destaca la importancia del abordaje psicoterapéutico y cuando es necesario, hay que agregar el farmacológico.

La mediación consiste en antidepresivos, estabilizadores de ánimo, algunos ansiolíticos y antipsicóticos. Esto es muy variable y depende de cada caso.

Los tratamientos no son estandarizados, se van adecuando y ajustando según la sintomatología del paciente y en función de sus necesidades. Una de las líneas más importantes es la psicoterapia psicoanalítica y la otra es la psicoterapia cognitiva.

"Es esencial la ayuda de terapeutas bien entrenados en este tipo de patologías del carácter.

Tienen que ser empáticos, contenedores, resolutivos, estar disponibles en caso de alguna urgencia", aconsejó Spatola.

Julieta Bravo
LA NACION

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