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Pero cuando hay que decidir dos cosas simultáneamente, la que se deja para después queda intacta
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Mientras usted está leyendo este artículo, su cerebro se encuentra efectuando millones y millones de operaciones en paralelo para controlar y coordinar innumerables funciones vitales.
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Pero, curiosamente, si su mente tuviera que ejecutar rápidamente tan sólo dos instrucciones simultáneas se encontrará en problemas.
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De hecho, el cerebro no puede procesar dos órdenes en el mismo instante, porque solamente dispone de un único "puente" entre el módulo que percibe el estímulo y el que lo ejecuta.
De hecho, el cerebro no puede procesar dos órdenes en el mismo instante, porque solamente dispone de un único "puente" entre el módulo que percibe el estímulo y el que lo ejecuta.
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En otras palabras, mientras la mente está ocupada tomando una decisión, las demás decisiones tienen que esperar.
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No obstante, el cerebro resuelve este "cuello de botella" y, de acuerdo con los resultados de un trabajo científico publicado en la revista Plos ONE , parece que lo hace muy bien:
No obstante, el cerebro resuelve este "cuello de botella" y, de acuerdo con los resultados de un trabajo científico publicado en la revista Plos ONE , parece que lo hace muy bien:
"Cuando tenemos que decidir dos cosas al mismo tiempo, el cerebro las procesa en serie.
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Y el resultado crítico de nuestra investigación es que comprobamos que el proceso que queda para más tarde está intacto, es decir, se ejecuta exactamente de la misma manera que si no hubiera otro proceso interfiriendo", revela el doctor Mariano Sigman, investigador del Conicet en el Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.
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Para arribar a esta conclusión, Sigman, junto con el físico Juan Kamienkowski, el otro autor del estudio, diseñaron un experimento de interferencia: sentaron frente a una computadora a 16 jóvenes de edades similares para que respondan, lo más rápidamente posible, a dos tipos de estímulos simultáneos: uno visual y otro auditivo.
Para arribar a esta conclusión, Sigman, junto con el físico Juan Kamienkowski, el otro autor del estudio, diseñaron un experimento de interferencia: sentaron frente a una computadora a 16 jóvenes de edades similares para que respondan, lo más rápidamente posible, a dos tipos de estímulos simultáneos: uno visual y otro auditivo.
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En el primer caso, debían decidir si la cantidad de puntos que se les presentaba en la pantalla era mayor o menor que 20 y, de acuerdo con eso, apretar una u otra tecla con dos dedos de una mano.
En el primer caso, debían decidir si la cantidad de puntos que se les presentaba en la pantalla era mayor o menor que 20 y, de acuerdo con eso, apretar una u otra tecla con dos dedos de una mano.
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En el segundo caso, debían discriminar si un sonido era agudo o grave tocando otras dos teclas con los dedos de la otra mano.
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"Observamos que, independientemente de cuál de los dos estímulos eligieron responder primero, una vez que el cerebro se comprometió con esa decisión, hay un tiempo de entre 200 y 300 milisegundos en que no puede tomar otra decisión.
"Observamos que, independientemente de cuál de los dos estímulos eligieron responder primero, una vez que el cerebro se comprometió con esa decisión, hay un tiempo de entre 200 y 300 milisegundos en que no puede tomar otra decisión.
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"Ese es el lapso en que el puente que conecta la percepción con la acción está ocupado", explica Kamienkowski.
"Ese es el lapso en que el puente que conecta la percepción con la acción está ocupado", explica Kamienkowski.
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Según el investigador, ése es un "tiempo de ambigüedad", porque en ese intervalo "no se puede saber a qué estímulo se responderá primero".
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Para Sigman ese período refractario, en el cual el cerebro está ocupado y es incapaz de tomar otra decisión, es muy pequeño como para afectar situaciones de la vida cotidiana: "Sólo en algún caso muy extremo podría originar un accidente", tranquiliza.
Para Sigman ese período refractario, en el cual el cerebro está ocupado y es incapaz de tomar otra decisión, es muy pequeño como para afectar situaciones de la vida cotidiana: "Sólo en algún caso muy extremo podría originar un accidente", tranquiliza.
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En la actualidad, Sigman y Kamienkowski exploran la posibilidad de aplicar estos experimentos de interferencia al diagnóstico precoz de algunas enfermedades psiquiátricas y neurológicas.
En la actualidad, Sigman y Kamienkowski exploran la posibilidad de aplicar estos experimentos de interferencia al diagnóstico precoz de algunas enfermedades psiquiátricas y neurológicas.
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"Por ejemplo, la esclerosis múltiple se ve como un problema motriz, pero hay una evidencia bastante reciente de que las personas afectadas por esta enfermedad tienen un déficit cognitivo sutil temprano, que podría ser detectado con estos experimentos", infiere Sigman.
"Por ejemplo, la esclerosis múltiple se ve como un problema motriz, pero hay una evidencia bastante reciente de que las personas afectadas por esta enfermedad tienen un déficit cognitivo sutil temprano, que podría ser detectado con estos experimentos", infiere Sigman.
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Apasionado por los misterios de la mente, Sigman destaca la importancia de estudiar la organización del pensamiento con el rigor de la física:
Apasionado por los misterios de la mente, Sigman destaca la importancia de estudiar la organización del pensamiento con el rigor de la física:
"Tratamos a la psicología con el mismo estatus conque uno trata a los materiales".
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E inmediatamente remarca:
"Para mí, el pensamiento es un objeto, como el cerebro, y la pregunta difícil es
¿cuál es el puente entre esas dos cosas?".
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Centro de Divulgación Científica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA
Centro de Divulgación Científica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA
Gabriel Stekolschik
Para LA NACION
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