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A diferencia de otros equipos similares que requieren de varios segundos para detectar y analizar las ondas cerebrales, la silla de ruedas sólo requiere de 125 milisegundos para captar la orden y ejecutar el movimiento.
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La persona debe utilizar un casco especial que mide las señales emitidas por el cerebro y usa la misma técnica del electroencéfalograma.
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La silla responde a los pensamientos de avanzar, retroceder y girar hacia la izquierda o la derecha.
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Para detenerse, el ocupante requiere de una acción física:
inflar sus mejillas, que accionan un botón que permite parar la silla automáticamente.
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Sus creadores aseguran que tiene una eficiencia de 95% y los usuarios requieren un entrenamiento de tres horas para que el equipo se adapte a las ondas del dueño.
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Las investigaciones sobre este tipo de tecnología de interfaz cerebro-máquina, conocida como BMI, continúan para lograr que las máquinas sean capaces de reconocer y ejecutar un mayor número de órdenes y con más acierto.
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En marzo las empresa japonesas Honda y Shimadzu presentaron sus últimos avances en este tipo de tecnología de interfaz cerebro-máquina con Asimo, el robot humanoide más avanzado del mundo.
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l usuario puede transmitir a través de la mente a Asimo cuatro órdenes diferentes:
mover la mano izquierda, la derecha, los dos pies y la boca, con un desfase de más de un segundo. .
entornointeligente.com
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